No la pifiaríamos si a esa aldea en constante progreso que fuera la ciudad de Santa María de los Buenos Aires, capital de la República Argentina, durante el primer cuarto del siglo XX la denomináramos como tranviaria debido a la infinidad de líneas que la cruzaban de un sitio a otro en los cuatro puntos cardinales.

En esa cabina donde además del motorman* viajaban gratis, colimbas, canas, carteros, colchones y todo tipo de bultos, que propina mediante, transportaban muchos de los pasajeros y colgado al costado una larga palanca de hierro para efectuar los cambios de dirección.

El conductor, empilchado con impecable uniforme, con el pie hacía sonar la campana para que eventual carrero trasnochado liberara las vías por donde las ruedas de su carro se deslizaban sin tropiezos alternados con eventual derrape.

Además con sus manos sostenía dos manivelas, una que hacía las veces de freno y la otra que le aporta el título a este artículo era el velocímetro numerado, del 1 al 9. acorde a la marcha que se le quisiera otorgar al electrificado vehículo.

Este detalle que acaso sea el de mayor importancia no escapaba a la curiosidad del usuario que a diario utilizaba sus servicios. Que al maestro Francisco “Pirincho” Canaro (1888-1964) le sirviera de musa inspiradora para la composición de ese fantástico tango instrumental al que precisamente titulara “Nueve Puntos”. Que fuera llevado al surco del disco por numerosas orquestas y que en tren de elección me inclino por la que realizara en l949 el “Violín Romántico del Tango” Alfredo Gobbi.

En La  Boca del Riachuelo de los Navíos a la altura del 200 de la Avenida Almirante Brown justo enfrente del actual Hospital Argerich existía gigantesca estación tranviaria que le servía de deposito a los bondy de las líneas 11, 12, 25, 28, 43 y 63 que conectaban al barrio de la ribera y la divisa azul y oro con el resto de la city y el conurbano bonaerense.

Eruditos historiadores insisten en que el tango tuvo su cuna en la intersección de las calles Suárez y Necochea. Versión basada en los bodegones de sus cuatro ochavas que hicieron sus primeros palotes nombres y con el correr de los años derivaron en inmortales valores de nuestra música ciudadana. A que a partir de los años 40 pasó a ser un hito merced a la letra del tango “Tres amigos” de Enrique Cadícamo y Rosendo Luna seudónimo del mencionado poeta.
*Nombre asignado al conductor.
                        Quinquela Martín, Alberto Cosentino y Juan de Dios Filiberto

JUAN DE DIOS FILIBERTO (1885-1964)
(Músico, director y compositor)

Oscar Juan de Dios Filiberti Rubaglio*, vio la luz por vez primera el 8 de marzo de 1885 en la muy tanguera esquina de las calles Necochea y Brandsen. Supo usar el mote: Oscar de Ramenti. Hoy y ahí, en característica pose, está representado en grisáceo altorrelieve obra del artista Vicente Walter.

Este creador de temas populares, considerado el padre de “la canción porteña”, que han dado la vuelta al mundo y fueran interpretados por cantantes de fama internacional es juntamente con el pintor y filántropo Benito Quinquela Martín los dos máximos emblemas de La Boca del Riachuelo de los Navíos.

Mi abuelo Marcos Leandro Ponziolo (1873-1940) y su hermano Francisco Benito (1874-1941), calafates, compartieron tareas en el varadero y estuvieron presentes el día en que sonó la campana que marcara las primeras 8 horas de trabajo en América y que actualmente se conserva en el Museo Histórico de La Boca.

Con la salud deteriorada aconsejado por el doctor José Ingenieros, su médico y amigo, buscando recuperación se traslada a la provincia de Mendoza y al retornar a su añorada Boca su inicial composición es el tango “Guaymallén”, sentido homenaje a la ciudad cuyana que abriéndole sus brazos le devolviera la salud.

El 27 de abril de 1933, noticia sensacional, en el cine “Real” se estrena “Tango” la primer película sonora argentina y en ella actúa la orquesta por el dirigida.    

Su historia la conocen los vinculados al tango y asimismo los neófitos en la materia, razón por la cual prefiero al igual que comadre de barrio contarles algunas verdades disfrazadas de chimentos. 

Gozaba de innata gracia relatando anécdotas, aunque sus allegados le endilgan arrebatado carácter. Solía contar que su primer guitarra se la chorrearon a un marinero inglés encordelado, con un amigo suyo a los que en genovés apodaban “laddri de gallinn-e” (ladrones de gallinas).

Y aquí van las leyendas prometidas: El vecino Eduardo Deres, recuerda emocionado aquel verano de la década del 30, en la plaza Mathéu y mientras aguardaba la “bañadera” que lo trasladara a la colonia de vacaciones Edmundo D’Amicis, a escondidas y agachado debajo de la ventana de la casa de la calle Magallanes 1140 escuchaba ensayar a la orquesta y cuando uno de los violinistas erró simple nota recibió formidable puteada en la lengua de la Liguria.

Le sugiero a los lectores conseguir el libro “Tres campanadas ...y una” escrito por el doctor José Nemirovsky, veterano médico de guardia del antiguo Hospital Argerich de la calle Pinzón 546 y abocarse a la lectura del capitulo: “NO ERA BROMA...(TENTATIVA DE SUICIDIO) Aquí se cuenta que esa noche Juan de Dios llevó a la guardia a su hijo** quien se había pegado un tiro y estaba inconsciente. Filiberto pidió a  los gritos la intervención del profesor Landivar, ausente al momento, y al no hallarlo se ofreció a traerlo “Se donde encontrarlo”.

Efectivamente, al rato apareció el  cirujano acompañado de un séquito de 15 hombres luciendo olorosa flor blanca en los ojales del saco. Eran miembros de la República de La Boca, Quinquela Martín, el vate y administrador del Hospital, Francisco Póliza, el poeta Bartolomé Botto, Víctor José Molina, presidente de la Institución, músicos y actores de teatro cuyos nombres se perdieron en el vértigo de aquella noche.

“En un breve lapso, la sala de cirugía de la guardia estaba lista y el profesor Landivar, el médico interno y el practicante mayor, en sus puestos y se operó nomás.

No tengo noticias –confieso que no revisé bibliografías- si alguna vez en la Historia de la Medicina, se haya dejado constancia de una craniectomía exitosa con extracción del proyectil, efectuada en una modesta sala de guardia, con la presencia de 12 a 15 personalidades del Arte (música, pintura, escultura y teatro) y algunos médicos románticos, vistiendo sus sobretodos y sombrero en mano.
“Si Pasteur lo hubiese visto!
Pero se trataba de Juan de Dios Filiberto, y La Boca, que tanto quiere y respeta a la Gente de Arte, podía y aún puede aceptar estas conductas “especiales” y aún excentricidades.
¡La Boca es así!”              

       En enero de 1985, casualmente en el año de su centenario, en Teotihuacan (México) tiritando de frío mi mujer y yo buscamos refugio en caldeada confitería donde un conjunto de mariachis inundados de tequila y prendidos como abrojos a la viola comenzaron a gorgojear estos tangos: “Malevaje”, “Caminito”; “El pañuelito”, “Amigazo”, “Cuando llora la milonga”, “Botines viejos”, “El besito”, “Yo te bendigo”, “Clavel del aire” y el popularísimo“Ladrillo”, inexorable en las verbenas aztecas.

Entornando los ojos falseaba estar en virtual vinería de la Vuelta de Rocha y no en la cuna de Jorge Negrete, Pedro Vargas y Cantinflas. Como milonguero y boquense, no me substraje a la euforia de participarles que el compositor de esas canciones fue mi convecino: Juan de Dios Filiberto.

         ¡Frate mío! Los guitarreros enloquecieron y me marcaban hombre a hombre para impedirme la huída. Por engañifas del chofer logré tomarme el olivo, mas previamente tuve que escabiar, aferrado al pico de la botella, ese rallador de gaznates: Mezcal legítimo de Oaxaca con gusano incluido.

         A Rosa Gómez, su última compañera, en los años setenta en mi galería “Victorica Arte” de la calle Palos 515, la escuché manifestar que Filiberto no se cansaba de repetir que Aníbal Troilo tocaba su tango “Quejas del bandoneón” mejor que él.

       Otra curiosidad digna de mención es que pese al éxito que significaba para su orquesta porteña la interpretación de su tango “Caminito” cantando los versos del poeta riojano Gabino Coria Peñaloza en la voz de la cancionista Porfirio Díaz, no existe grabación suya alguna de ésta ni de ninguna otra versión de tan popular tema.
*En la Parroquia de San Juan Evangelista en el Libro de Bautismos Año 1885 - Acta 286 – con fecha 2 de mayo consta que ese día fue bautizado Juan de Dios Filiberto, nacido el 8 de marzo del corriente, 1er. hijo del matrimonio Juan Filiberto, italiano, de 26 años, albañil y Francisca Roballo, argentina, de 16 años domiciliados en la calle Necochea 201 siendo sus padrinos Antonio Carretino y Juana Filiberto. La firma es la del padre Esteban Bourlot.
**En la sucesión de Juan de Dios Filiberto figura que su esposa fue doña Catalina Mc Namara y sus hijos Nahuel Facundo y Queranda.                  
        
JUAN BAUTISTA “BACHICHA” DEAMBROGGIO

(1890-1963)

(Músico, bandoneonista, director y compositor)

 

El célebre autor de “Bandoneón arrabalero”* nació en La Plata el 2 de marzo de 1890 y se crió en La Boca en un inquilinato de la calle Olavaria al 200**. Allí lo conoció mi suegro el Arq. Pedro Tadini (1898-1965) cuando todavía lo apodaban “Bachichin” ya que vivían en el mismo convoy. Herrero de oficio, abandona ese laburo para dedicarse a la música.

Integró la orquesta del maestro Roberto Firpo y también la del rubro Firpo-Canaro que animaron los carnavales de los años 1917 y 1918 en el teatro Colón de la ciudad de Rosario. También lo acompañó al famoso pianista Roberto Goyeneche. En 1921 y junto a Nicolás Vaccaro, Juan Carlos Bazán, Emilio De Caro y Alejandro Michetti se aventuran a llevar el tango al Perú, lo que resultó total fracaso.

Posteriormente se asocia a los hermanos Alfredo y Julio Navarrine, Mario Melfi, y Horacio Pettorossi y en 1923 luego de actuar en Chile viajan al Antiguo Continente y recalan en España.

En 1924, en París, se acopla al violinista Eduardo Bianco y a Mario Melfi y constituyen la orquesta argentina Bianco-Bachicha. Incansable andariego recorre Europa, África y el Medio Oriente asiático.

Su primer tango llevó por título “Mentaberry” y de la larga lista de los compuestos en París, su residencia fija, rescatamos los nombres de “Samitier”***  “Avellaneda”, “Taita” y “Tengo ganas de llorar”. En la capital de Francia lo sorprendió la parca el 28 de noviembre 1963.
*La letra le pertenece al poeta Pascual Contursi, y el 20  de octubre en París lo grabó su amigo Carlos Gardel.
**En esa misma cuadra nació otra destacada figura relacionada con el ritmo del  2x4, el actor Luis Medina Castro (1928-1995).
*** Se presume que está dedicado a Josep Samitier, eximio jugador del club Barcelona.
       

ROSITA QUIROGA (1896-1984)

“Cancionista y compositora” 

       La más auténtica representante del tango arrabalero nació el 15 de enero de 1896* en la hoy calle Carlos F. Melo en un conventillo que por esa razón y otras de menor relevancia quedó insertado en la historia de La Boca.

Fue la heredera directa de los antiguos payadores. Tal vez el mayor de sus méritos consista en que su peculiar estilo de cantar coincidía con el de su forma de expresarse. Ella recibió sus primeras nociones de guitarra del propio Filiberto.

En 1923 debutó frente al público, en el escenario del teatro “Empire”. De donde pasó al “Maipo” y luego al “Pueyrredón”, y más tarde a otros tablados porteños. Grabó para la Casa Víctor, realizando a través de los años más de seiscientos discos. Comenzó con el estilo “Siempre Criolla” y el tango “La tipa” con letra del guitarrista Enrique Maciel y letra de Enrique Pedro Maroni.  Además fue la inicial cantante de tangos en hacerlo por radio y asimismo la inaugural en lo de las grabaciones eléctricas.

Fue la impulsora de la carrera artística de quien luego se lo bautizara con el nombre de “La voz sentimental de Buenos Aires” el malogrado cantor Agustín Magaldi. Y asimismo la que le abrió las puertas de  aristocráticas mansiones que ella solía frecuentar, a su amigo el eximio poeta Esteban Celedonio Flores. De este bardo popularizó, entre otros, los tangos “Muchacho” con música de Edgardo Donato; “Audacia” musicado por el pianista Hugo la Rocca y el más emblemático, “Viejo coche” en binomio con el pianista Eduardo Pererya y “La musa mistonga” con música de Antonio Polito. Y es de antología la versión de “Puente Alsina” el emblemático tango de Benjamín Tagle Llara.  

Es autora de los temas “Oime negro” y de “Apología tanguera”  éste en colaboración con Enrique Cadícamo.

Son muchos los escritores y existen por centenares artículos referidos a ella motivo por el cual nos abocaremos a narrar anécdotas de escasa difusión.           

En 1980 durante mi primer visita a Japón me comentaban de su popularidad en el país de “Los cerezos en flor” y que uno de los lugares donde más la veneraban era en la portuaria ciudad de Osaka. Se me antojó pensar que quizás fuera por disposición divina ya que su nacimiento acaeció casi a orillas del Riachuelo.

Me la presentaron en 1962 y al comentarle que vine al mundo en la calle California 834, a la vuelta de su casa natal, en ese chamuyo tan arrabalero que la caracterizaba me comentó “Ayer me llamó Filiberto para comunicarme que con Quinquela habían dispuesto levantarme un monumento y que para tal fin enviarían al escultor elegido. Le pedí que por favor le pasaran mi número de teléfono ya que soy muy salidora. Y entonces me dice: mirá que hay un pequeño inconveniente,  ¿y cuál es? Y antes tenés que morirte. Le rajé flor de puteada”.

Transcurrido más de un cuarto de siglo, en La Bodega del Tortoni” se lo conté al doctor y poeta Luis Alposta. Quien acota: “Filiberto nunca le perdonó a Rosita el haberse mudado de La Boca y ella se vengó en especial estilo: jamás grabó nada de él”.

El doctor Luis Alposta fue su médico de cabecera por un par de lustros y asimismo el que firmó su certificado de defunción el 16 de octubre de 1984.  Escasos días antes de emprender el viaje sin retorno, con el acompañamiento del conjunto del guitarrista Aníbal Arias, llevó al disco el tema “Campaneado mi pasado” retazos de su vida, con letra del propio Alposta y por ella musicado.
*Fue bautizada en la Parroquia de San Juan Evangelista el 14 de marzo de 1986 como Rosa Rodríguez nacida el 15 de enero de ese mismo año siendo sus padres Manuel Rodríguez, español de 45 años y de María Quiroga, argentina de 33 años domiciliados en la calle 127 N° 133. Fueron sus padrinos Roque Pontone, italiano, de 43 años y Genoveva Sarco, argentina de 42 años. Asi consta en el Acta 283 del libro de Bautismo de 1896 firmada por el padre Esteban Bourlot.
**Aseguran los sabios que aquello a  lo que los humanos llamamos casualidad en realidad son disposiciones divinas a las que Dios no quiere firmar. Es que precisamente termino de escribir esta nota hoy 15 de enero de 2006 cuando se cumple el  110 aniversario de su nacimiento. 

PEDRO LAURENZ (1902-1972)

    (Músico, director, compositor)


Nombre de fantasía de Pedro Blanco Acosta. Nació en la calle Garibaldi 1335 el 10 de octubre de 1902 a metros del estadio del C. A. Boca Juniors el club de sus amores Aún no se inventó el vocablo exacto para definir la calidad interpretativa de este magistral bandoneonista.

Julio De Caro, a quien con justicia se lo denomina el renovador del tango, lo incorporó a su formidable orquesta siendo apenas un muchacho.

En 1934 debuta en los “36 Billares”. Su “Decariano” método y su vigorosa expresión le otorgaron a su conjunto fisonomía propia.

ocasional Desfilaron por su orquesta jerarquizados músicos Armando Federico, Alfredo Gobbi, Héctor Grané, Miguel Jurado y Héctor Presas por mencionar sólo a algunos. Y aportaron sus voces prestigiosos cantores: Alberto Podesta, Juan Carlos Casas y Héctor De Rosas.

Integró el famoso “Quinteto Real” junto a Horacio Salgan, Enrique Mario Franchini, Ubaldo de Lío y Rafael Ferro. Entre sus máximos logros como compositor figuran los tangos “Amurado”;“Orgullo criollo”; “Como dos extraños”; y la milonga “Milonga de mis amores”. Opina Horacio Ferrer “creador absoluto de una capital escuela de interpretación nacida de inconfundible temperamento de artista”.

Aquellos que de jóvenes concurríamos a las milongas logramos arrancarle suspiros a  compañera, merced al romanticismo de las notas de algún tema de su inspiración.   

Le entregó su alma a Dios el 7 de julio de 1972.  En la calle Corrientes al 900 casi esquina Suipacha una placa conmemora que allí vivió durante 40 años.

El día 10 de octubre de 1991 estuve presente en su casa natal cuando su hija, la actriz María Cristina Laurenz y el poeta Leopoldo Díaz Vélez, encabezaron la comitiva que procedió a inaugurar la restauración pictórica y alegórica del frente y colocaron alusivo bronce.

 

ALBERTO COSENTINO (1904-1986)

(Músico , director, compositor y poeta)

Autor entre numerosas piezas del vals “Quemá esas cartas”* popularizado en la voces de Alberto Morán, Enzo Valentino, Nina Miranda, Roberto Florio, Aída Denis, Juan D’Arienzo con  Jorge Valdés y larga nómina. Dirigió la muy difundida revista “Canta Claro”. Intervino en el proceso que permitió descubrir a Hugo del Carril por entonces el locutor “Pierrot”.

Sus amigos lo recuerdan compungidos y con lágrimas en los ojos cada vez que les toca desandar la esquina de Suárez y Martín Rodríguez y creen verlo a Alberto escribiendo versos en apartada mesa del Club “Esperanza” inolvidable bastión boquense.

Alberto Cosentino desempeñó funciones en el Correo y su amigo Ángel Lobazo evoca con sonrisa no exenta de tristeza, la broma que por ser el autor de “Quemá esas cartas” lo habían rajado de su empleo.


       “Elba, su hija, comentaba en rueda de “amigos mi papá nunca se pudo ir de La Boca. Más allá de haber hecho la letra y música de 454 temas, tuvo su propia orquesta, la dirigía, tocaba el violín y cantaba, la que funcionó desde 1930 a 1942. De bebé estuve en los brazos de varios grandes, como por ejemplo Hugo del Carril, amigo de toda la vida de mi viejo. Hugo empezó a cantar públicamente gracias a mi papá: Petiso, me dejás cantar un tema en tu programa. Y a partir de allí abandonó la profesión locutor para derivar en indiscutido ídolo”.

       Alberto Cosentino falleció el 24 de setiembre de 1986.

  *La letra le pertenece al payador uruguayo Juan Pedro López. Montevideo(1885-1945)

      

JUAN CARLOS GODOY

(Cantor)

Su nombre de familia es Aníbal Llanes. Nació en Campana el 21 de agosto de 1922 y a los 15 años recaló en La Boca. Debutó con el maestro Mario Luzzi y fue vocalista de las orquestas típicas de los maestros Manuel Buzón, Ricardo Tanturi, Alfredo De Ángelis y José Basso. Donde popularizó los temas “Hermana” y “Quién tiene tu amor”.

Se radicó muchos años en Colombia donde lo consideran un verdadero ídolo.

En el año 2004 la “Peña Amigos del Bar Roma” lo nombró “Parroquiano Sensible” y me correspondió a mi el honor de entregarle esa distinción.

En la actualidad con más de 80 pirulos sobre sus hombros continua cantando y en 2006 junto a su colega Reinaldo Martín lanzan al ruedo el CD titulado “Yunta brava”

Una de sus muletillas preferidas es: “yo podría ser millonario de no haberme patinado la guita a las patas de los burros”.

En 2008 con el auspicio del galardonado músico Gustavo Santaolalla realiza dos giras por Europa e interviene en la película “Café de los Maestros” dirigida por Miguel Kohan y la mayoría de sus escenas están filmadas en el Hipódromo Argentino de Palermo.            

JORGE MACIEL (1923-1975)

(Cantor)


       No obstante tener pronto mi artículo opté por requerir permiso a mi amigo y tocayo su sobrino Rubén Pellegrino para “plagiar”, el de su creación publicado en abril del 2000 en el N° 17 de la RevistaLA BOCA”en el siglo XXI.

“Nació en un Conventillo de la calle Olavarría al 550, en setiembre de 1923. Hijo menor de 9 hermanos, cuyos padres (Dominga y Genaro Pellegrino, italianos ambos, recalaron de Bari a principios de siglo; su nombre verdadero fue Carlos, y su primer apellido distorsionado por un tiempo, Pellegrini.
Su infancia fue como la de cualquier muchacho, le gustaba cantar (en italiano y tangos de su época), además de jugar al fútbol, donde llegó a militar en el club de sus amores Boca Jrs., hasta la 4ª división.
Su debut familiar con 15 años, se produce cuando canta “Vivere”, en el bautismo de su sobrino Rubén allá por 1939, a quien lo hace socio de Boca. A posteriori de este acontecimiento, lo llevan a hacer las pruebas correspondientes y empieza su escala de orquestas y fogueo, hasta que debuta y se queda por mucho tiempo en la del Maestro Alfredo Gobbi (El violín romántico del Tango), quien lo bautiza con el nombre de Jorge Maciel porque decía que no podía anunciarse que “Corrientes y Esmeralda lo cantaba Carlos Pellegrini” (tiempo después se lo hace arreglar por el de Carlos Pellegrino).
Graba sus primeros discos, entre otros “Remembranzas”, “La Vieja Serenata”, “Tu Angustia y Mi Dolor”, “El Pollero”, “Salto Mortal”, etc. Cuando estrena “Canzoneta”, en la confitería Ritchmont delante de su madre, recordando su Barrio y su infancia, una lágrima traviesa se le escapa (lo registró un periodista en su diario). Por esos años, vivía en la calle Aristóbulo del Valle al 500.
Cuando corría el año 1954, viviendo en Alte. Brown 464, debuta con Osvaldo Pugliese, con quien graba sus éxitos anteriores (Remembranzas, Canzoneta, etc.) y hace creaciones a su estilo de “El Pañuelito – Cascabelito – Esta Noche de Luna – Silencio – Las 3 Banderas – Mi Serenata – entre otras, y la Gran creación del Maestro Osvaldo, que fue Recuerdos”.
Luego sigue el quinquenio de los 70, con el Sexteto Tango, un apéndice de la orquesta de Pugliese, hasta que lo sorprende la muerte física a los 52 años, un 25 de febrero de 1975; pero sigue estando muy cerca de los amantes del Tango, de sus familiares, amigos, de su barrio, de su club, de  todos quienes quiso y lo quisieron, porque así lo corroboraron los que estuvieron en la Peña de Jorge Maciel, como el Polaco Goyeneche, El Paya Díaz, Patricia Bel, Alfredo Belussi y otros.
Sus amigos y parientes lo conocieron como un tipo familiero y cabal. Además de sus otras múltiples virtudes , ya que es muy difícil mantenerlas para quien cruza la barrera Nacional, no sólo en América Latina (Medellín), homenaje a Gardel, sino la de Japón y Rusia.
No por nada lo apodaban “Carucito”, tuvo como compañeros de rubro al Paya Díaz, Tito Landó, Miguel Montero, Alfredo Belussi, Abel Córdoba entre otros.
Sin pecar, se puede decir que fue un grande, a quien la gente de La Boca le brinda en este recuerdo, un sencillo homenaje”.

       PARROQUIA SAN JUAN EVANGELISTA - BAUTISMOS: Libro 2 Acta N° 12 del Año 1923 donde se lee “Abril 21 de 1923, en la fecha se lo bautiza a Carlos Pellegrini, nacido el 16 de setiembre de 1922.  Padre: Genaro Pellegrini, italiano de 53 años. Madre Dominga Zingarelli, italiana, de 46 años. Domiciliados en la calle Olavarria 550. Padrino: José Pellegrini, italiano de 65 años. Madrina: Rita Alasio, italiana, de 58 años. Rubricado por la firma del reverendo padre Nicolás Esandri.
Además hay estampado un sello con la inscripción: Se casó con Celia Vitale, en esta Parroquia el 12 de diciembre de 1956.                               
     

 

HÉCTOR DE ROSAS (1931)

(Cantor, músico y profesor de canto)

Inscripto en el Registro Civil como Héctor Ángel González. Excelente cantor. Ejecutante del piano y la guitarra. Comenzó cantando en el Coro del Colegio Santa Catalina. Aportó su voz a las orquestas de los maestros, Osmar Maderna, Pedro Laurenz, Horacio Salgan y el Quinteto de Astor Piazolla.

En 1949, contando apenas 18 años, graba con la orquesta de Osmar Maderna el vals “Pequeña” con música del malogrado pianista y aviador y con poesía de Homero Expósito, constituyéndose desde el vamos en sensacional éxito y con el transcurrir de los años en antológico. 

En 1968 representó y grabó la opereta “María de Buenos Aires”. Dice de él Horacio Ferrer “voz de barítono brillante y definido estilo melódico” En la actualidad es profesor de canto.

Rosa, su señora madre. ejercía las funciones de portera en la Escuela N° 9 del D. E. IV popularmente conocida como “Quinquela Martín” instalada en la Avda. don Pedro de Mendoza 1835 y la versión del por qué del cambio de nombre se debió a la grata circunstancia que todos lo conocíamos como el hijo de Rosa.
                                    "Tata" Cedrón

JUAN CARLOS “Tata” CEDRÓN (1939).

(Cantor, músico y compositor)

 

Radicado en París desde los años 70. Son frecuentes sus viajes a Buenos Aires, sumados a  recitales y grabaciones.

 

Para  el cine nacional interviene en la película “Cuarteto –Cedrón- en concierto”. Y además, entre otras, musicalizó las películas: “Tute Cabrero-(1968);  “Operación Masacre-(1973) e “Historias de aparecidos-(2005)”.

 

Es digno de destacarse que desde hace años actúa en su conjunto el eximio guitarrista boquense Felipe Trayne.

 

Recientemente la excelente cantora Lidia Borda lanzó al mercado un CD titulado “Gajitos de cedrón” basado en temas del “Tata”.      





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