Existen pocas figuras en la historia política argentina con la singularidad de la personalidad y trayectoria de Alfredo Palacios. Tribuno popular e ídolo de la juventud por muchas décadas, con su aire mosqueteril, acentuado por su bigote y su chambergo además de su inveterada tendencia al lance caballeresco en defensa del honor, fue también un exquisito orador que cautivó a su público con su voz engolada y su verba florida. Fue el primer diputado socialista en el continente americano además de un exponente cabal de los derechos sociales anticipándose en mucho a las tendencias mundiales en la materia.  

Alfredo Lorenzo Palacios nació en la ciudad de Buenos Aires el 10 de agosto de 1880; fue abogado, político socialista, docente y legislador.
Se educó en la fe cristiana que con el devenir de los años y algunas desilusiones personales luego abandono. El ambiente de la época, la lectura de obras de los teóricos del socialismo mundial como Marx y Engels atrajo tempranamente su atención. Recibido de abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires esbozó una tesis denominada "La miseria" que fue rechazada por el ambiente académico conservador de entonces y reemplazo por otra sobre la quiebra de empresas. Al iniciar su vida profesional hizo colocar en el frente del escritorio un cartel con la siguiente leyenda: "Dr. Alfredo Lorenzo Palacios. Atiende gratis a los pobres". Por aquellos años se incorporó al Partido Socialista fundado por Juan B, Justo en 1896 y llego a obtener figuración en el ambiente político de su partido por sus elocuentes discursos en meetings y reuniones en las que intervenía. En las elecciones de 1904 un grupo de inmigrantes italianos pertenecientes al centro socialista del barrio de La Boca a los que atendía con su particular dedicación le ofrecieron la candidatura a diputado nacional por aquella circunscripción electoral. Fue una campaña febril y atípica. Palacios recorrió el barrio de la Ribera y daba discursos en los patios de los conventillos. El 13 de marzo, mientras en la mayoría de los sitios del país se llevaba a cabo un fraude electoral escandaloso en la Capital existía cierta libertad para votar. Así, con 830 votos expresados a viva voz en forma insobornable por ciudadanos boquenses, Alfredo Palacios se alzó con el escaño legislativo correspondiente a la 4ta. Circunscripción La Boca. 

En el campo jurídico fue fundador y exponente del denominado Nuevo Derecho en defensa de los trabajadores y las clases menos pudientes. Como legislador obtuvo varias leyes sociales, aunque la oligarquía supo obstruir muchas iniciativas de avanzada planteadas por Palacios en el Congreso, sin embargo logro que se aprobasen leyes instituyendo el descanso dominical, el sábado ingles, pago de sueldos en moneda y no en vales, regulación del trabajo femenino, ley de la silla, estatuto del docente, por mencionar algunas. Fue profesor de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de La Plata, fundador de la materia Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, decano de la Facultad de Derecho (UBA) y Presidente de la Universidad de La Plata. En 1918 adhirió fervorosamente a los principios de la Reforma Universitaria convirtiéndose el mismo en uno de sus propulsores más comprometidos. Entre sus obras literarias más importantes se encuentran "El Nuevo Derecho", "Esteban Echeverría: el albacea del pensamiento de Mayo", "La miseria", "El dolor argentino", entre otras.

Una particularidad de la vida de Palacios fue que pese a su larga trayectoria en el Parlamento argentino nunca llego a ejercer un periodo completo para el mandato que había resultado electo. Por caso, en 1908 debido a la decisión del Presidente Figueroa Alcorta de clausurar el Congreso. Luego en 1915 debido a su renuncia a la banca tras haber sido expulsado del Partido Socialista por haber aceptado batirse a duelo (prohibido por los estatutos partidarios) con el diputado radical Horacio Oyhanarte. Tras el golpe de Estado de 1930 fue electo senador por la Capital en 1931 y debió dejar el Congreso con el golpe militar del 4 de junio de 1943 que cerró el poder Legislativo.

Durante los años cincuenta como firme opositor al gobierno de Juan Domingo Perón estuvo encarcelado sin proceso junto a otros dirigentes políticos y en 1955 en una tregua política pedida por el presidente a la oposición, Palacios pronunció un discurso furibundamente antiperonista que fue grabado y no llego a ser propalado por la radio debido a la censura imperante y provocó la finalización de la tregua, pocas semanas más tarde Perón fue derrocado por un golpe de Estado dando inicio al gobierno de la Revolución Libertadora.
Durante este periodo Alfredo Palacios fue designado Embajador ante la República Oriental del Uruguay adonde como otros políticos opositores había estado exiliado por las persecuciones peronistas. Al convocarse a una Convención Constituyente que reformaría la Constitución para reimplantar la de 1863/60, Palacios fue electo convencional por la Capital y tuvo un áspero cruce verbal con Oscar Alende cuando como presidente de la bancada de la UCRI anunció el retiro de la misma impugnando su legitimidad.

En las elecciones de 1958 fue candidato a presidente por el Partido Socialista Argentino ya que el viejo partido se había dividido (el otro se denominó Partido Socialista Democrático) acompañado en el binomio por Carlos Sánchez Viamonte. Al producirse la Revolución Cubana motivo nuevos ideales a los jóvenes y las izquierdas del mundo a los que no fue ajena la Argentina. Palacios hizo público su apoyo al movimiento y en unas elecciones complementarias para elegir senador por la Capital en 1961 y pese a su avanzada edad hizo una campaña activa y novedosa en la que le cantaba "En Cuba los barbudos, en Argentina los bigotudos. Vótelo a bigote" y se alzó con el triunfo y la banca del Senado. Sin embargo tampoco entonces pudo cumplir su mandato ya que en 1962 otro golpe de Estado derrocó al presidente Arturo Frondizi y fue clausurado el Congreso.
Sin embargo, regreso una vez más al parlamento argentino en las elecciones de 1963 que dieron el triunfo al presidente Arturo Illia, siendo entonces el diputado de mayor edad que debió presidir las sesiones preparatorias hasta la constitución de la Cámara. En 1964 fue homenajeado por el Congreso argentino al cumplirse sesenta años de su primera elección como diputado por La Boca, inicio de una vasta y fructífera trayectoria parlamentaria.
Falleció el 20 de abril de 1965 en la absoluta austeridad y pobreza en su casa de la calle Charcas 4741 la cual estuvo a punto de ser rematada y solo la solidaria  intervención de sus amigos pudo evitarlo para que no perdiera su único bien heredado de su madre.

Quizá pueda criticarse a Alfredo Palacios como el más grave de sus pecados su incomprensión ante los movimientos políticos populares argentinos contemporáneos, el yrigoyenismo y el peronismo, a los que combatió con fiereza. Sin embargo no puede adjudicársele en ninguno de ambos casos que su oposición se fundase en razones de clase o defensa de intereses y privilegios elitistas ni mucho menos oligárquicos nacionales ni transnacionales. Era un socialista atípico , con una visión ni dogmática ni internacionalista, mas bien un socialcristianismo redentor de las clases populares cuya miseria y privaciones estudio con enjundia y dedicación. 

Diego Barovero
Junta Auténtica de Historia y Cultura de La Boca del Riachuelo
Autor de "Caudillos y protagonistas políticos en La Boca del Riachuelo"( Editorial Dunken)

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En la segunda mitad del siglo XIX en el borde sudeste de la capital, en terrenos pantanosos y anegadizos, comenzó a formarse una aldea de características únicas e irrepetibles, con preponderancia de inmigrantes de diversas procedencias aunque, mayoritariamente italianos. Por su ubicación geográfica recibió el nombre La Boca del Riachuelo de los Navíos y en pocos años alcanzó un importante desarrollo social, económico y cultural pese a las adversas condiciones originarias. Fue el 23 de agosto de 1870 que alcanzó su propia autonomía al crearse el Juzgado de Paz de La Boca del Riachuelo, motivo por el cual se instituyera el Día de La Boca por la ley 944, sancionada el 5 de diciembre de 2002 por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y desde aquella margen del Riachuelo y en medio de la policromía de casas de madera y chapa surgió el barrio de mayor nombradía de Buenos Aires y Argentina en todo el mundo. Porque La Boca del Riachuelo fue desde su origen tierra de pasiones con profunda raigambre. La pintura y las bellas artes en general de la mano de Alfredo Lázzari, Benito Quinquela Martín, Fortunato Lacámera, Miguel C. Victorica, Miguel Diomede, Marcos Tiglio, Juan C. Miraglia y José L. Menghi. El tango, consagrado en el arrabal de Súarez y Necochea, donde surgieron Juan de Dios Filiberto, Eduardo Arolas, Agustín Bardi, Juan Bautista Deambroggio, los hermanos Greco, Francisco Canaro y el mítico dúo Gardel-Razzano en Olavarría y Brown. El fútbol y sus dos grandes y más populares escuadras River Plate – que se mudó de barrio- y Boca Juniors que sigue reinando al latido de la Bombonera de la Ribera. La típica gastronomía xeneize, la fugazza con queso, la pizza de cancha, el fainá, los strascinatti al pesto que hicieron las delicias de propios y extraños. Los carnavales con sus murgas y las fiestas religiosas y devociones a la Mandonna. Y el Puente Trasbordador enorme ícono barrial, Caminito y su teatro al aire libre, las cantinas de la calle Necochea. La Boca es eso y mucho más, es alegría y es nostalgia. Es recuerdo y es compromiso. Es pasión y es fidelidad. La Boca es eterna, parafraseando a Jorge Luis Borges se hace cuento que alguna vez empezó La Boca; porque como dijo Julián Centeya “cuando vinieron a fundar La Boca…La Boca ya estaba”. Diego Barovero

El viernes 8 de agosto y en el marco de los festejos por el Mes de La Boca, el barrio celebró los 120 años de su primera plaza pública: la Plaza Solís. La iniciativa de la Junta Auténtica de Historia y Cultura de La Boca del Riachuelo fue recogida en un proyecto del diputado Oscar Moscariello que fue aprobado por unanimidad de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires disponiendo la colocación de una placa recordatoria como homenaje al anivesario. En el acto se hicieron presentes representantes de diversas instituciones y entidades del barrio, artistas plásticos, funcionarios de gobierno y vecinos. El acto contó con la palabra del diputado autor del proyecto Oscar Moscariello y el doctor Diego Barovero por la Junta Auténtica de Historia y Cultura de La Boca. A cotinuación ofrecemos una breve reseña histórica de la Plaza Solís. Plaza Solís. Cumple 120 años la primera plaza de La Boca. Escribe Diego Barovero* El 9 de julio de 1894 Buenos Aires se engalanó para celebrar un gran acontecimiento: la inauguración de la Avenida de Mayo. Sin embargo, un día antes, el 8 de julio La Boca del Riachuelo vivió su propia fiesta. En la manzana delimitada por las calles Suárez, Santa Teresa (hoy Ministro Brin), Olavarría y 119 (hoy Sebastián Caboto) se inauguraba la Plaza Solís. La gestión había sido iniciada por el vecino Santiago Ferro, que incluyeron un pedido de entonadas décimas por el celebérrimo payador de las dos orillas del Río de la Plata Gabino Ezeiza en 1892 ante el intendente municipal Francisco Bollini, quien dispuso el inicio de la obras. Dos años más tarde su sucesor Federico Pinedo inauguraba la primera plaza del barrio de La Boca. Desde aquella inmarcesible jornada la Plaza Solís fue hito y epicentro de numerosos y significativos acontecimientos y marco propicio para el prolífico desarrollo de las más variadas actividades humanas que siempre caracterizaron a la populosa barriada ribereña. En 1895 en la esquina de Olavarría y Ministro Brin comenzó a funcionar el magnífico Mercado Solís. Y algunos años más tarde, el 3 de abril de 1905, un grupo de muchachos soñadores dio el puntapié para el nacimiento de una señera institución barrial con proyección internacional: el Club Atlético Boca Juniors. El entorno de la Plaza Solís señala la proliferación de interesantes y variados ejemplos de las típicas casas boquenses de chapa y madera, que lucen aún orgullosas la policromía impulsada por Benito Quinquela Martín como hito característico del barrio. Las celebraciones de Nochebuena y Año Nuevo trascendían los límites del espacio privado, ya que las mesas para la cena familiar se tendían generosas en las veredas o directamente en la calle o la mismísima plaza, como lugar de encuentro y festejo común. Diz que en aquellos primeros años del siglo XX el tango nacía, orillero, entre La Boca y Barracas. Y, originario de aquel reducto, brillaba entre otros el indeleble bandoneonista Juan Bautista “Bachicha” Deambroggio, a quien nada menos que Carlitos Gardel grabó en París su “Bandoneón arrabalero”. En la intersección de Suárez y Caboto, el 15 de enero de 1949 nació la Agrupación Humorística Los Nenes de Suárez y Caboto que hizo las delicias de los niños y los no tan niños en los populares y recordados carnavales boquenses. En el N° 74 de Suárez vivió por muchos años el eminente pintor Miguel Diomede, ganador del Premio Palanza y académico de Bellas Artes. La esquina noroeste de Suárez y Caboto es sede del tradicional café y restaurante (que se inició en los años 30 como almacén y despacho de bebidas de la mano del matrimonio español compuesto por Manuel Pazios y María Servando) La Buena Medida, que desde 1972 regenteó don Angel “El bebe” Schiavone, y actualmente su hijo Antonio (o Tony, para sus amigos del barrio). Ese local fue escenario de la filmación de dos singulares películas del cine nacional: “Los muchachos de mi barrio”, de 1970, dirigida por Enrique Carreras y protagonizada por Palito Ortega, Javier Portales, Juan Carlos Altavista y Evangelina Salazar; y “Un oso rojo”, de 2002, dirigida por Adrián Caetano y protagonizada por Julio Chavez, Soledad Villamil y René Lavand. En los tiempos de actividad portuaria los altos de esa esquina fueron sede de un sindicato naval y luego atellier de otro célebre pintor boquense, Manuel González Lázara, uno de los maestros fundadores de la Agrupación Gente de Arte y Letras Impulso. *Junta Auténtica de Historia y Cultura de La Boca del Riachuelo.

Parece cuento, pero hacia fines del siglo XIX en el borde sudeste de la ciudad capital, en terrenos pantanosos y anegadizos, una aldea o casi un pueblo con características propias, únicas e irrepetibles, con preponderancia de inmigrantes italianos, en su mayoría genoveses, estaba destinada a ser tierra de pintores. La zona, que por su ubicación geográfica obtuvo como nombre el de La Boca del Riachuelo de los Navíos, alcanzó en poco tiempo un significativo desarrollo social, económico y cultural pese a las adversas condiciones originarias, llegando a obtener reconocimiento mundial gracias a que entre sus límites surgió una auténtica escuela que revolucionó las bellas artes, no sólo de Argentina. Desde aquella margen del Riachuelo y en medio del paisaje multicolor de casas de madera y chapa se renovó conceptualmente la pintura nacional y trascendió sus fronteras reales e imaginarias de la mano de figuras indelebles como Alfredo Lazzari, Quinquela Martín, Fortunato Lacámera, Miguel C. Victorica, Miguel Diomede, Marcos Tiglio, Juan C. Miraglia, José L. Menghi, Juan A. Bassani, Alonso Casellas, Aldo Severi y Rómulo Macció, entre muchos otros. En ese proceso tuvo vital protagonismo la Agrupación Gente de Arte y Letras Impulso, fundada por muchos de aquellos grandes maestros el 23 de marzo de 1940 y que desde el mágico y húmedo barracón de la calle Lamadrid al 300, entre la mítica calle Necochea y la Avenida Brown, a pocos pasos de la legendaria mole de hierro del Puente Trasbordador, realiza su invalorable tarea desde hace tres cuartos de siglo. Diego Barovero, Horacio Spinetto

(+) RUBÉN H. RODRÍGUEZ PONZIOLO. q.d.e.p. Argentino, nacido en La Boca del Riachuelo en 1933, fue de profesión agente marítimo; simultáneamente se dedicó a la literatura y la historia, resultando ganador de numerosos premios literarios, sus textos fueron volcados en antologías y libros como "Boca Juniors, 100 años de pasión y de gloria" en coautoría con Antonio Nilo Pellegrino y “Un boquense girando el mundo”, ambos de Editorial Lulemar.También fue autor de un único poema "Extraño chamuyo", premiado en un concurso del diario La Nación. Como historiador se destacó como un especialista sobre historia popular y de la cultura boquense. Fue fundador y Presidente de la Junta Auténtica de Historia y Cultura de La Boca del Riachuelo fundada en 2011. Hincha fanático del Club Atlético Boca Juniors, socio y directivo de diversas y respetadas instituciones del barrio de La Boca, Ateneo Popular de La Boca, Agrupación de Gente de Arte y Letras Impulso, Miembro de la Orden del Convoy, Presidente de la Subcomisión de Literatura del Club Atlético Boca Juniors, Artífice del Patrimonio, designado por la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; su vasta cultura y amor por el arte lo llevó a inaugurar en 1973 la Galería Victorica Arte. Rubén fue una referencia insoslayable para todo el que quisiera conocer en profundidad la historia y el arte boquense, además de haber sido un cultor de la amistad y solidaridad típicas del espíritu de la ribera. Falleció en su amado barrio de La Boca el 13 de diciembre del corriente y su espíritu navega hoy el insondable Riachuelo de las almas.